viernes, 9 de octubre de 2020

2 poemas de Denise Griffith (Buenos Aires, 1993)

NADA TRISTE

el niño pálido y pecoso se revuelca
y lame la nieve del piso
arde el hambre en su interior
el gusto de apagar la anormalidad
ya desplazada
la ilusión es su motor

la bufanda le aprieta la garganta cual enredadera
una correa más larga
sigue siendo una correa
se puede correr únicamente dentro de determinados límites
un saludo para los soles humanos
el niño los saluda de cerca
sabe que no contagia
ya se acostumbró y no necesita más
el spray nasal de oxitocina

el amor de sus padres es una casa antigua antigua
con polvo y bagatelas donde cada quien cuenta con
su propia habitación
cada cuarto con su propia vela consumiéndose 
el padre hace un intento de luz en el cuarto del niño
y esta vez los fósforos no se quiebran ante la fricción
la iluminación se proyecta en la pared en forma de estrellas
antes de dormir, el niño cuenta perros
esperando amanecer con un chocolate negro
bajo la almohada

la madre siempre llora a las tres de la mañana
pero cuando el hijo va a visitarla
no recuerda nada triste




ASUSTADA, EXPATRIADA

epilepsia y recuperación
lo estático se complicó
fui el epicentro de una crisis nerviosa
mil migajas
que engullía una dama antipática
de lentes de contacto
que no dibujaba paraguas
en un preocupacional

escribirlo en un lenguaje específico
que entiendas para mostrarte tanto  
y te acuerdes
y te acuerdes
de todo lo que sepultaste sobre mí
me convertí en musa hasta perderme
una quimera me devoró
asustada, expatriada
ya no quería observar mis entrañas
esa confusión inminente que éramos
me costó inventar
una negación completamente propia





















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