SON VIOLETAS...
Son violetas
rosas y blancas
las flores
y ahí quedan,
coloreando.
No advertimos
cómo amustian
hasta doblarse
rendidas
entonces sí,
las quitamos.
Asustan.
Bastan
diez pesos,
ajados, marrones
y al florero
de Taiwán,
las reinas
del perfume.
PROFESOR CRAVENA
Dice que tengo el don,
el oído que intuye el rumbo
de una melodía desconocida,
escrita siglos atrás.
Allí se queda atento mi sentido,
en el salto que hay
entre una nota y la siguiente.
Como un animalito de la selva
oye en el silbido de una hoja
el estruendo de la tormenta.
Aunque tiemblen mis dedos,
aunque tropiece en el silencio
con equívocos.
No atiendo al pentagrama.
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