muere otro día
no se desvanecen
las dudas
sin desvestirse aún
en el olvido tiemblan casi
como el charco empañado
por la neblina
como no saber
qué sucederá
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Negra celda de baldosas húmedas
alberga a joven de ojos vendados
en un rincón.
Se agudizan sus sentidos
ante lo vedado.
Puede oír el latir de su vientre
el quejido lejano
el murmullo de las ratas
que se escurren por los corredores.
La cara hinchada por los magullones
duele
aunque afuera canta un zorzal
hace primavera
hay niños jugando a la rayuela
en el patio de una escuela.
Es oscuro su infierno
de mujer escondida.
Negro rincón de esa celda
a donde está pariendo
y el dolor es infinito.
Aunque afuera el zorzal regale
su más bella melodía
y la primavera explote en flores
y la mañana tenga olor a lluvia
y los niños que juegan a la rayuela
hayan tocado el cielo.
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