lunes, 9 de noviembre de 2020

2 poemas de Beatriz Actis (Sunchales, Santa Fe, 1961)

Dos poemas inéditos

Sobre el invierno

Escuchamos un ruido extraño
en el medio de la noche
Pensé como en un sueño:
es un chico noctámbulo
jugando a la pelota
en la vereda
Nos levantamos,
espiamos a través de la ventana.
Eran caballos rompiendo las bolsas de basura
Oí tu voz
como en un trance:
   En las galaxias hay días
   y también hay noches.
Y como en aquel poema
pensé en todo lo no vivido que queda
en lo vivido.
Durante la mañana había encontrado
a un viejo amigo
en el justo centro de la calle
en donde el viento del puerto
nos apretaba los abrigos
y nos hacía temblar,
el viejo viento azotando nuestros cuerpos
desde el puerto
vencido.
Dijo mi amigo
después de un largo tiempo: te extraño.
Y me acordé de tantas cosas,
aquel deambular por la ciudad
cuando éramos jóvenes apenas,
aquella sensación de amanezco en el mundo
Todo retorna y se va desvaneciendo lentamente
como islas a la deriva.




Sobre el invierno (II)

Había leído aquel poema de Montale sobre la calle de la media luna
antes de conocer Edimburgo.
Era diciembre,
la primera nevada caía.
A poco de llegar vi que la media luna no era
una calle sino una batería del Castillo que amenaza o embellece la ciudad.
En el poema dice Montale
“el hombre que predicaba bajo la Media Luna
  me preguntó: ¿Sabes dónde está Dios? Lo sabía
  y se lo dije. Movió la cabeza”
(es a la vez espléndido y triste)
Entramos en un bar de la ciudad medieval, una tarde oscura, huyendo de la
tormenta.
Adentro, mujeres de nacionalidades inciertas (¿danesas…?) bailaban, y
escoceses tocaban guitarra y violín,
todos bebían bajo la mirada estática —eterna— de un retrato de Robert Burns.
No teníamos frío, no teníamos miedo, éramos jóvenes y amábamos,
no nos delataba la mortalidad.
Afuera,
escoceses pasaban
silbando bajo la ventisca.

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