lunes, 25 de enero de 2021

2 poemas de Aníbal Costilla (Santiago del Estero, 14 de noviembre, 1980)

 LICORES

vengo de dudar de lo que existe,
la carne que reconozco
tiembla en la oscuridad,
espera el mordisco del sol.

vengo del pánico interno de lo que se fuga,
la esperanza con sus ojos precarios,
la semilla con su latido prisionero,
el recuerdo atado en un hito del pasado,
el amor con sus agónicas crías.

vengo del dolor expulsado por la muerte,
vi cómo estallaba
la esperanza
como una flor masacrada por el fuego.

vengo de lo que aún no fui,
a construir los cimientos,
aprendo los nombres de mi devenir.

vengo de la niebla,
he atravesado la noche
con una máscara
y la espada de mi voz,
me empuja el silencio hacia adentro,
me embriagan los licores de dios,
y su sombra.





UNIDAD

con el silencio que bajaba de la lluvia
me dormí
y esperé que mis ojos se acostumbraran a una luz de agua

cuando desperté 
vi a la abeja reina
guiar a sus súbditos hacia las flores de los astros

ah el trabajo y el equilibrio
el pan ocre
manteniendo la unidad de lo frágil
ara infantil

las montañas los ríos los valles las dunas
hablaban entre sí
oraban como ascetas arrodillados
su paz me estremeció
el desierto y el bosque ocupaban una única frecuencia

salté por encima de los cuerpos extendidos en el aire
por encima de los árboles con las alas de los pájaros
por encima de las nubes con las alas de la tormenta
por encima de la tormenta con las alas y la luz del refucilo
por encima del mundo con las alas y los ojos de las estrellas
por encima de la galaxia con las alas y los brazos de un dios

después vi la sonrisa de mi madre
frente a un televisor encendido
a diario
la brasa de su cigarrillo
iluminando el futuro del temblor de sus manos
su habitación la cama una silla
la pesadilla que la obligaba
a gritar a gritar a gritar

la toqué y pronuncié su nombre secreto
no quise asustarla
la acompañé hasta el refugio 

yo también desperté
la tempestad abrió los ojos de los pájaros
cantaron en distintas lenguas
como si las guitarras nacieran de la suavidad del color de sus plumas
y en el aire
una huella me dijera

ahora camina

2 comentarios:

  1. Los poemas de Anibal siempre asombran. Cuando uno cree que ya se acostumbra a sus formas, se reinventa para seguir conmoviéndonos

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